Todo aquello que se haga en nombre de un auténtica lucha por los principios y valores que sustentan la Libertad y la Democracia, debe encontrar eco y participación en los ciudadanos y sus familias, porque constituye un compromiso para recuperar espacios y posiciones, oportunidades y responsabilidades en beneficio del país en su cojunto, sin exclusiones.
No se puede hacer convocatorias para el aplauso de unos y el figuretismo de otros, para llenar las alforjas de quienes sólo saben poner sus rostros en la fotografía, pero huyen en el combate diario, ese que se da en casa explicando lo que ocurre, en el trabajo informando lo que sucede, con los amigos compartiendo conocimientos y evidencias, hacia nuestros vecinos más allá de un saludo para llevarles una palabra y una invitación, con la gente que uno conversa de causalidad y hasta con los que se oponen a la Libertad. Hay una serie de tareas dispersas que cuando se llama a una marcha, tienen que ser un solo puño, la unidad democrática que nos falta asegurar.
No se marcha por odios, rencores ni resentimientos. No se marcha para mostar zapatillas que nunca se usan o que estando viejas, se ponen algunos para aparentar que caminan desde antes, sobre la tierra que se siente cansada de la opresión y la calamidad de gobiernos izquierdistas. Eso no sirve, no agrada, no convence, genera rechazo.
Preguntamos a todos: ¿Solamente una marcha, un selfie, un sábado más? O por fin se comprometen a dar el inicio hacia una protesta imparable, que no tenga límites ni cansancios, que no conozca de horarios ni de turnos, sino de constancia, perseverancia, secuencia y frecuencia. ¿Cuál es tu respuesta?
No se puede programar una lucha, si es que comparamos este esfuerzo con un día más, con una tarde más, con perder el descanso de unas horas o la playa que estábamos teniendo cada fin de semana.
Si tu prioridad es ir al cine, de paseo, dormir una larga siesta, estar en otro espacio, es tu derecho y te digo “hazlo”, es más… “no vengas, no te preocupes”. Pero eso sí, cuando te quedes sin trabajo como millones están hoy sin empleo, cuando la economía te ahorque como a cientos de miles de familias en las zonas más humildes y abandonadas del Perú, cuando el presente te sea adverso como lo sigue siendo para hombres, mujeres y niños cuyos destinos no merecen ese drama causado por la izquierda y sus aliados, cuando eso ocurra… ya sabes lo que te voy a decir:
“El Perú se hace con patriotas, no se construye con cobardes. Los patriotas no descansan, los cobardes nunca marchan”